sábado, 1 de diciembre de 2012

La imagen: Arma para triunfar o fracasar

                                                                             Por: Mtro. Carlos Muñoz García

Asesor de Comunicación Personal y Corporativa

No son pocas las veces que hemos escuchado o dicho frases como: De la vista nace el amor, amor a primera vista, la primera impresión jamás se olvida o la primera impresión es lo que cuenta.  Nada más cierto.  Sólo tenemos una oportunidad para impactar favorable o desfavorablemente a los demás en cualquier ámbito de nuestra vida. Por eso, debemos explotar esa primera vez para “apantallar” al mundo que nos rodea. Cómo lo hacemos, muy fácil, con vestimenta impecable, pulcritud personal, educación y buenos modales.

Quiero enfatizar en el tema de los buenos modales, ya que de nada sirve poprtar un traje de diseñador, corbata hecha con seda italiana, zapatos relucientes y una camisa impecable en el caso de los hombres, o un traje sastre, en el caso de las mujeres, si ante la sociedad no sabemos comportarnos o desconocemos las reglas básicas de conducta pública.

La imagen es un todo integral, no es un tema que debamos abordar de manera aislada.  Una excelente imagen primeramente nace del interior de las personas, es decir, la gente generalmente proyecta el “status” de su espíritu con sus acciones cotidianas.  Un individuo feliz, sano, con elevada autoestima, con respeto por sí mismo y por los demás y realizado en todas las áreas de su vida, invariablemente lo reflejará.  Por el contrario, quien lleva una existencia solitaria, triste, apática, sin fe, sin amor y frustrado será rechazado automáticamente por la mayoría.

Indiscutiblemente el mejor traje que puede portar un hombre o una mujer es su propia personalidad y la forma en que se desenvuelve.  No son pocos los casos, en que importantes ejecutivos de empresas de reconocido prestigio carecen de modales y un trato decente, profesional y digno para con sus colaboradores.  Esto genera una absoluta desconfianza hacia la persona que, por su comportamiento povocá miedo y repulsión entre quienes lo rodean, aunque se le respetará por su jerarquía pero no porque sea algo que nace de quienes integran su equipo de trabajo. Es lamentable que a una persona se le “respeta” por el pánico que pueda infundir sobre la gente.

Prestemos toda nuestra atención a la forma en que nos movemos en nuestro círculo social, no olvidando jamás que nosotros mismos merecemos respeto por parte de los demás, pero los demás también merecen que los respetemos. 

Por lo anterior, cuidemos hasta el más mínimo detalle de nuestra presentación personal y de nuestro proceder, ya que la imagen puede ser nuestra mejor amiga, o nuestra peor enemiga.

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